EL PECADO ORIGINAL

El pecado original es lo que me perseguirá toda la vida. El pecado de haber llegado entre ruidos de sables y broncas, el pecado de haber aceptado la responsabilidad de encarnar una propuesta descalificada como "oficialista", el pecado de creer que podíamos intentarlo.

Ese es mi pecado y saben qué, no me importa. No me importa porque también soy consciente de que quienes hacen ese planteamiento sólo tratan de arrugarme. Lo busca quien quedó dolido o expulsado en un proceso triste que golpeó duro la imagen del Partido y lo busca quien empieza a temer, cada vez más, que nuestro proyecto pueda empezar a suscitar atención en el electorado.

Todo esto ya lo sabía cuando decidí dar el paso al frente, ya sabía que me convertiría en el blanco de todas las críticas y que aparecería a pecho descubierto ante lo fácil de la crítica de deslegitimidad. Y apesar de eso lo dí.

Escribir en tu propio blog para autoengañarse es de necios, así que diré y pueden creerlo que la decisión la tome muy meditada y sustentada solo en la creencia de que podríamos recuperarnos, que sería doloroso pero que conseguiríamos recuperar la ilusión interna y la credibilidad de cara al exterior.

Aun lo pienso y lo siento así, a pesar de campañas como la de hoy, no me arrepiento de la decisión tomada, a pesar de que a veces me descubra pensando lo fácil que sería dejarlo todo y dedicarme a mi trabajo, a mi mujer y a mis bebés, sigo convencido de que el proyecto socialista tiene mucho que aportar a Ceuta y desde luego no tengo ninguna duda de mi socialismo, de mis ideales, de mis convicciones, de mi papel jugado en todo el proceso de refundación, de mi trabajo durante estos meses, de mi ilusión y compromiso por mis compañeros y compañeras de Partido y de mi amor por Ceuta.

Hace casi un año me sometí a la opinión de mis compañeros y compañeras y sólo dependo de esa opinión, en el momento que lo decidan me iré sin esperar plazos y sin resentimiento.

Pero que nadie se engañe, si nos atacan, si nos acosan uniéndose en el discurso, es porque estamos en el buen camino, nos queda mucho, muchísimo, pero estamos en la senda correcta. Sigamos andando.