Pasado mañana, es decir, el domingo, los ciudadanos y las ciudadanas de Euskadi acudirán a la cita que tienen con las urnas pero sobretodo con su futuro.
Los vascos y las vascas están muy cerca del cambio tranquilo y sensato que merecen y por el que llevan tanto tiempo esperando. Este domingo tienen en su mano poner fin a la crispación continua, al enfrentamiento permanente y a la división. Están muy cerca de tener un lehendakari, Patxi López, que habla más de entendimiento que de separación; de acuerdo, que de división; de diálogo, que de rupturas; un lehendakari que construirá, sumará y unirá; un lehendakari abierto, moderno, cercano y progresista; un lehendakari que tiene todo el futuro por delante, mientras otros sólo tienen pasado.
Desde el resto del país debemos observar con esperanza y con la misma ilusión que los ciudadanos y ciudadanas vascas a Patxi, porque se ha comprometido a poner toda la carne en el asador para conseguir el final definitivo de la violencia, el fin de ETA. Y su compromiso y coraje lo demuestra cuando afirma que no se conformará con pedirle a ETA que desaparezca, sino que pondrá todos los medios que estén a su alcance para acelerar el fin de la banda terrorista, como potenciar la eficacia de la Ertzaintza y su coordinación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
No me cabe duda que Patxi será un lehendakari firme contra la violencia y contra el terror.
La cita del 1 de marzo con las urnas no es para optar entre nacionalistas y no nacionalistas. Es para elegir entre pasado y futuro; entre un lehendakari conservador y un lehendakari progresista; entre un lehendakari que se ha instalado en el discurso del victimismo y del miedo al cambio para que todo siga igual en Euskadi y un lehendakari valiente y conciliador, con ganas e impulso.
El tiempo del PNV y de Ibarretxe se ha acabado. El País Vasco necesita un gobierno y un lehendakari que se ocupe de los problemas de la gente, no que la gente se tenga que ocupar de los problemas del lehendakari y de su obsesión por su consulta, su plan o su referéndum.
Espero que, el 1 de marzo, los vascos y las vascas den un gran SI al nuevo tiempo político. será bueno para todos y todas.